La prensa genérica nos habla estos días de la explosión de 2.750 toneladas de nitrato amónico almacenadas en el puerto de Beirut , en condiciones inadecuadas, y desde hace bastante tiempo.
¿Qué es el nitrato amónico? Es una sal. Y su fórmula química es NH4NO3. El Código IMO de mercancías peligrosas, IMDG, la cataloga en el grupo 5: oxidante, comburente , con riesgo de incendio y explosión a altas temperaturas. A mas de 170 grados Celsius, se descompone.
Pues ya tenemos el paisaje. Una mercancía calificada como peligrosa, almacenada sin mucho control, siendo benévolos, sufre un proceso agresivo y termina explotando con los resultados que nos han facilitado las televisiones de todo el mundo.
Experiencias previas de estos sucesos existen; sin ir mas lejos en Francia en 2001, en la planta química de AZF en Toulouse, donde explotaron 300 toneladas de nitrato de amonio causando 31 muertos. Este último entre otros accidentes producidos a lo largo del siglo XX. Es por ello que el nitrato de amonio está clasificado en el IMDG como producto peligroso en grupo 5 y con número de ONU 1942, con instrucciones precisas de embalaje, estiba y almacenamiento.
Y estos sucesos de Beirut nos recuerdan lo que en su momento pasó en el puerto de Tianjin. Otro país, otros productos almacenados sin orden ni criterio y una explosión que causó daños enormes y mucho dolor. Pero el 12 de Agosto de 2015, en este puerto y en un “almacen de mercancías peligrosas” se produjo un incendio y posterior explosión que causó 131 muertos oficiales y centenares de heridos además de los daños consecuentes.
¿Qué les ha pasado a las autoridades portuarias de Beirut manteniendo almacenada en sus instalaciones una mercancía peligrosas sin control periódico? ¿A las aduaneras , aceptando en zona portuaria sin entrar ni salir del país esa mercancía?
Las consecuencias en el entorno y en la ciudadanía las vamos conociendo y nos producen una angustia sobrecogedora ante tanta aflicción. Y las consecuencias en la economía marítima serán también de entidad considerable. Daños a buques e instalaciones de empresas navieras: CMA-CGM, Hapag Lloyd, a sus directivos, e inhabilitación , ya veremos durante cuanto tiempo de uno de los puertos de referencia del Mediterráneo oriental, que habrá de cambiar toda su logística a Trípoli.
Vivimos bajo el volcán, y esta es una realidad que la diosa Fortuna nos va recordando de vez en cuando con sus regalos. Lo que no es aceptable, es que existiendo documentación, estudios, propuestas y normas internacionales de prevención, estas no se apliquen. Negligencia y desidia que, junto a la estupidez, forman parte de la condición humana.
Fuente: Naucher Global
